Las ciudades han aumentado de tamaño de tal manera que hoy valoramos más la distancia de nuestra vivienda al puesto de trabajo que la calidad del puesto de trabajo mismo. Por regla general, invertimos tantas horas en nuestros desplazamientos que hay gente que ha tenido tiempo de preparar unas oposiciones mientras iba y venía del trabajo, y está constatado científicamente que si no fuera porque millones de españoles viven a más de una hora en metro o autobús del quinto coño la trilogía de Larson no hubiera tenido ni la mitad de los lectores.
Elegir bien, pues, el lugar desde el que tienes que desplazarte diariamente es una de las claves de la felicidad. Veamos.
La sede del PP, por ejemplo, está en Génova 13, a cien metros de la Audiencia Nacional y doscientos del Tribunal Supremo. ¡Esa sí que fue visión de futuro! Como se trata de un partido plagado de profetas (recordad: España se rompe, la familia se extingue, ZP entrega Navarra a los secuaces de ETA, no eran moritos los del 11-M, Sadam estaba sentado sobre un polvorín de armas de destrucción masiva…) algún iluminado por el Señor tuvo la visión de que algún día no lejano las siglas PP pasarían a significar Partido Presunto.
Considerando que la derechona sólo lee el catecismo y los balances bancarios, y ya se los sabe de memoria, ¿en qué iba a emplear su tiempo durante las largas y tediosas horas en metro o autobús? ¿En dormitar, como Fraga?
La prueba de que han acertado colocando su sede tan cerquita de los altos tribunales es que ayer Bárcenas lucía el semblante de un hombre feliz. Él lo achaca, para disimular, a que por fin había podido demostrar su inocencia ante el juez. Pero los demás sabemos que su felicidad obedecía al hecho de tener tan cerca el lugar donde deberá fichar por las mañanas durante los próximos meses. Andando, con la fresca.
Tags: Audiencia Nacional, Barcenas, Génova 13, Supremo
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