Rompamos el silencio en tiempo de crisis
“Quién lo diría, los débiles de veras nunca se rinden”.
Mario Benedetti (1920-2009)
La crisis
Más de 4 millones de personas desempleadas y una tasa de paro superior al 18%, pérdida de derechos sociales y laborales, privatización de los sectores públicos, crecimiento de la xenófobia y el racismo (alentado por políticas gubernamentales de acoso a la población migrante), embargos, desahucios, destrucción del territorio, deterioro medioambiental… Este es el desolador panorama que, a grandes rasgos, está dejando la crisis en el Estado español. Una crisis de dimensiones globales, pero caracterizada, aquí, por el parón del ciclo expansivo vivido en los últimos años. Un ciclo de crecimiento especulativo de los sectores de la construcción y los servicios, sustentado en la sobreexplotación de la mano de obra, sobre todo migrante, empujada a las áreas más desdeñadas del mundo laboral. Como consecuencia del estallido de la “burbuja inmobiliaria” se han disparado los despidos masivos y los Expedientes de Regulación de Empleo (ERE), al tiempo que se vienen llevando a cabo políticas “salvadoras” como la liberalización de los servicios públicos o las inyecciones de dinero, también público, a los grandes bancos, y por supuesto, la inversión descontrolada en infraestructuras para mantener al sector de la construcción.
Pero la crisis es mundial y caleidoscópica; la crisis se expande en el tiempo y en el espacio a través de sus diferentes vertientes, a saber, financiera, económica, energética y ecológica. Su vertiente financiera deviene irremediablemente en una crisis de la economía real, con la consiguiente caída del consumo (un consumo, por otra parte, desenfrenado e insostenible), que ahoga el desarrollo de la base productiva. La quiebra del par producción-reproducción pone contra las cuerdas la lógica capitalista de acumulación. Para hacerle frente, las instituciones públicas inyectan grandes sumas de dinero a bancos y multinacionales (mientras embargan a la gente que no puede pagar sus hipotecas) para mantenerlos a flote y evitar así que la rueda se pare. Pero este parche no hace otra cosa sino profundizar la crisis y las desigualdades, dado que esas sumas de dinero volátil tratarán de ser recuperadas mediante una mayor transferencia de riqueza real desde los países empobrecidos y desde las clases populares de los países centrales del sistema. Esta crisis de modelo está generando, además, una quiebra social, que ve resurgir políticas autoritarias, xenófobas y racistas, como demostraron (a pesar de la baja participación) las elecciones europeas del 7 de junio, en las que se consolidó y aumentó la fuerza y la representación de la derecha y la ultraderecha en la Eurocámara. No se puede olvidar la inestimable labor que en este sentido han tenido los partidos socialdemócratas europeos, barriendo, con sus políticas, toda herramienta de oposición frente al avance ultraliberal.
Sin embargo, creemos que el actual escenario de crisis puede ofrecer una oportunidad para agrandar las contradicciones del sistema capitalista, para generar una ruptura con él, reorientando la producción, anteponiendo las necesidades y demandas sociales y ecológicas a los intereses económicos particulares. Para transformar la crisis en oportunidad debemos aprender a poner estas cuestiones en primer término, y ser capaces de crear formas sostenibles de gestión social.
Nosotr@s no pagaremos la crisis
Probablemente, la gran contradicción que vivimos se dé entre el aumento de los abusos y la disminución relativa del enfrentamiento. Invadid@s por los discursos de la crisis, estos han conseguido ejercer un efecto paralizante (al menos en el Estado español) debido a la inmediatez de las respuestas que exige. Desde Rompamos el Silencio queremos poner nuestro grano de arena a la salida de esta parálisis, queremos ser una de las múltiples chispas que prendan la constitución de un “nosotr@s” plural que haga frente al fatalismo de la crisis, un “nosotr@s” capaz de combatir la enésima vuelta de tuerca del proyecto neoliberal. Quizás lo que verdaderamente haya entrado en crisis sea ese modelo de gobernabilidad hegemónico, que se presentaba así mismo como “fin de la historia” y bálsamo de toda crisis posible.
Y para que esa chispa prenda, desde Rompamos el Silencio volvemos a convocar una nueva Semana de Lucha Social. Lo hacemos sabiendo que enfrentamos un contexto francamente complicado para los movimientos sociales, y en particular para aquellos que reivindican la práctica de la desobediencia civil y la acción directa como modos esenciales de intervención política desde la base. Mediante nuestra práctica desobediente queremos hacer ver que lo legal es con frecuencia injusto. En esa disyuntiva tomamos partido por lo legítimo y lo justo como principio de actuación irrenunciable, con plena asunción de las consecuencias que ello pudiera acarrear. Al desbordar lo legal, mostramos la posibilidad de modificar la realidad, comenzando por la posibilidad de la rebelión, en lugar de la sumisión como respuesta a la injusticia.
Nos encontrarás en las calles
Las causas y consecuencias de la crisis han centrado nuestras reflexiones a lo largo de este texto, durante la semana del 26 de junio al 4 de julio centrarán también nuestras acciones. Reivindicaremos la creación de espacios autogestionados como modelos válidos y sostenibles de organización; denunciaremos la privatización de servicios públicos como la enseñanza o la sanidad; sacaremos a la luz el negocio de los centros de menores y la represión que se registra en su interior. Denunciaremos también la existencia de cárceles para inmigrantes (los CIE), el aumento de la exclusión y la disminución de los derechos de las mujeres en situaciones de crisis, y por supuesto, señalaremos al sistema injusto y antidemocrático de relaciones internacionales y a sus instituciones (Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, G-8, Organización Mundial del Comercio, Unión Europea o G-20). Serán acciones enfocadas desde distintos prismas, pero con un objetivo común: trascender la invisibilización a la que son sometidas estás luchas por los intereses convergentes de los medios de comunicación y el poder político.
De nuevo, un año más, frente al discurso paralizante del miedo –miedo a la crisis, miedo al despido, miedo a la represión...– proponemos la movilización en la calle, la ruptura de la “normalidad” metropolitana con nuestras acciones simbólicas y reivindicativas... tomando las calles, y rompiendo el silencio.
Junio 2009
Asamblea Rompamos el Silencio
Más información en Rompamoselsilencio.net
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