miércoles, 13 de julio de 2011

Desde la cola del paro. Por Carlos Martínez García – ATTAC Andalucía.


Hoy, mientras hacía cola dos horas para poder pedir las prestaciones del desempleo, han pasado por mi cabeza muchas ideas y reflexiones. La primera es que me he reencontrado de verdad con las clases trabajadoras, sufrientes y víctimas de la crisis. Los jóvenes, las mujeres, las personas inmigrantes y yo en medio solo era su hermano, solo era para mucha gente el E-042.

Esto ya no es una soflama o un artículo sobre las víctimas de la crisis, repito, era el yo también hecho carne de cañón del ejército de reserva del capitalismo, de los desechos de Botín, de la victoria de la venganza experimentada en cabeza ajena.

He pensado en que los que debían estar aquí eran los banqueros que nos han traído esta crisis financiera y que ahora incluso paradas y parados les subvencionamos. He pensado en los “expertos” económicos mentirosos que, con sus propuestas neoliberales y sus alabanzas a la burbuja inmobiliaria, han llenado estas colas mientras ellas y ellos siguen con buenos sueldos y empleados para seguir defendiendo ese desastre para la humanidad llamado neoliberalismo. He pensado en los que hasta aquí me han traído ¿Son ya felices? ¿Acaso así logran hacer realidad la supuesta renovación democrática en Loja (Granada) y de esta forma se reafirman en sus posiciones ecologistas e “izquierdistas” -el grupo independiente local CPL-, mandando gente al paro, tras dejarla inerme ante la derecha reaccionaria e incluso neofranquista de esta población?

Yo era un técnico, nombrado eso si por un consejo de administración con otra mayoría política -PSOE-, pero no era personal de confianza, ni liberado político y si estaba de gerente, era porque alguien, no yo, había creado una empresa pública para construir vivienda pública cuando en lo más feroz del enriquecimiento de promotores privados, nadie hacía vivienda pública, pues no era negocio. También por poseer la titulación y experiencia profesional requeridas. Esta era la tercera empresa del sector público en la que yo trabajaba.
He aguardado la cola, sin esconderme y sin disimular, estos son los míos y estoy en mi sitio. Hasta ahora he luchado junto a ellas y ellos, por convicción, por militancia social, ahora lo hago también, porque soy uno más. Si por alguna gente siento envidia ahora, es por mis amigas y amigos prejublidados o recién jubilados.
También he pensado en la sorprendentemente poderosa, y cada vez más, ministra de Economía. La ministra del capitalismo en realidad, la ministra de los banqueros, siempre preocupada por tranquilizar a los mercados y nunca por hacerlo con las personas paradas, embargadas, desahuciadas, excluidas o en vías de serlo, por no percibir ya ninguna prestación. ¿Quién nos defiende a nosotras y nosotros?

La defensa de las clases populares oprimidas y ninguneadas, solo está en nosotros mismos. Nuestras fuerzas son nuestra capacidad de resistencia hasta que logremos pararles, hasta que no pasen sobre nuestra dignidad.
Por eso el 15M nos ha devuelto la ilusión y la esperanza. Por eso el 23 de Julio próximo hay que movilizarse sobre Madrid y decir alto y claro que estamos.

Pobrecitos políticos y políticas de carrera. Creen que son algo, hechos un bocadillo entre los poderosos, los banqueros, la oligarquía regimental del Reino de España que los utilizan y desprecian, pero en el otro lado del pan, el pueblo trabajador y la juventud precaria que ni se deja engañar ya, ni está dispuesta a seguir callando.
El reino de España sigue dominado por la Oligarquía de la banca y el ladrillo, por un franquismo económico y plenamente vigente en los altos cuerpos de la administración del Estado, con la monarquía a la cabeza que ha permitido construir solo una democracia vigilada y de muy baja calidad. Pero es que el recambio es el neofranquismo del PP, al que no se le ha puesto coto.

Ante esto, solo la ciudadanía convergente, organizada y con conciencia y sentimientos puede ser la alternativa. Así pues, por esa alternativa popular, democrática y social, el 23 nos veremos en Madrid. Todo esto lo he pensado en la cola del paro, no defraudemos a las colas del paro.

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